BIZCOCHO DE FRUTOS SECOS Y dos CHOCOLATE.

Es una receta de shushine, y no es la primera vez que lo hago.
Puede hacerse en tarros de cristal para regalar.
Una vez hecho es mejor comerlo un par de días después. Aguanta mucho.


Ingredientes
150g de mantequilla blanda
200gr de azúcar
4 huevos
160g de harina
2 cucharitas de levadura
una pizca de sal
300g de avellanas molidas (yo he echado avellanas, nueces y pistachos)
100g de chocolate (cortado a trocitos)
200g de chocolate blanco



*Preparación
Batir huevos mantequilla y azúcar hasta que quede una consistencia blanca cremosa y poco a poco ir añadiendo la harina (ya mezclada con la levadura, avellanas molidas y sal) por ultimo el chocolate
Engrasar un molde de bizcocho y meter al horno a 180°C (precalentado y es recomendable hornearlo a calor arriba y abajo no con aire) durante unos 55 a 60 minutos
Lo sacas y dejas reposar antes de desmoldar tienes que dejarlo unas 3 horas mínimo enfriarse y luego lo envuelves en film y 2 o 3 días a la nevera a reposar.
El día que se vaya a comer se saca de la nevera y cubre con el chocolate blanco derretido


No había empezado a batir los huevos y ya estaba llorando.
Es el último pastel que comiste. Y me dijiste que era un manjar de dioses, algo casi mágico que durara tanto tiempo blandito y jugoso.
NO he podido hoy dejar de repetirlo.
Porque sabes el día que es hoy. Y te echo de menos más que nunca.
No he podido hablarte desde que te fuiste, porque no he tenido fuerzas. Era sentarme delante del ordenador y derrumbarme. Ahora, es una necesidad, el comunicarme, el buscarte, el encontrarte en algún lugar.
Sueño contigo cada noche. Y siempre me dejas el mismo mensaje. Siempre veo la misma sonrisa fresca y aniñada.
No sonará el teléfono cuando meta un gol España. No estarás en el otro lado esperando para hacerlo. No puedo con esto. Con esta pena. Con la sensación que hay algo dentro de mí que esta muerto, y no volverá a renacer jamás.
Cuando me pasa algo importante, todavía corro al teléfono.
Guardo cada una de tus frases con un cariño inmenso. No hay una hora que no utilice una. No hay un día que no vayas conmigo.
Eras parte de mi vida. Mi gran tesoro. La amistad que todo el mundo sueña tener y disfruté tanto.
Necesito hablar contigo. Contarte cada cosa que me pasa. Disfrutar contigo mis risas y que me consueles el llanto. Necesito encontrar la forma de que me abraces. Y las palabras no son consuelo.No me abrigan. NO borran mi tristeza.
Seguía llorando cuando he molido las nueces y avellanas. Porque mira que día es hoy. Y no estas mi lado.
Cuantos 18 de junio hemos pasado juntos.
Y es mi primero sin ti.
Sin tu risa.
Sin tu forma de hacerme reir de mi misma.
Sin tus ganas de luchar y celebrar.
Sin tu fuerza.
Y es el primer 18 de junio que me siento triste. Que no encuentro ni la compañía ni el lugar para sentarme. Que no se donde, ni como hacerlo.
Es el primer 18 de junio que lloro en silencio. Delante de estas letras, que al menos me dejan un rincón para acercarme. Tú sabías cuanto me averguenza llorar en público. Y miramé. No puedo dejar de hacerlo.
He seguido llorando al meter en el pastel en el horno.
Pensando en la pena de que no puedas probarlo. De que no disfrutes de su sabor y me los describas con mil palabras de colores.
Estarías pegado al horno, viendo crecer el momento de que comértelo.
Seguía llorando en el momento de sacarlo del horno.
Porque sé lo que dirías. Porque sé cuanto te hubiese gustado.
Tengo el pastel delante y soy incapaz de comérmelo. Porque ... tengo un nudo en la garganta.
NO te encuentro.
¿Dónde estás?
Pablo....¿porqué no te encuentro?



Asi estoy yo, sin ti.