lunes, 14 de abril de 2008

Lágrimitas de pollo rebozadas con palomitas de maíz.









Esto si que ha sido todo un descubrimiento.
Nos gustó mucho. Tiene un sabor...diferente pero muy rico.
Hice harina con las palomitas y lo sustití por el pan rallado.
Teneís que probarlo. ESta buenísimo.

Esta receta quiero dedicarla a alguien.
Es otra de esas personas especiales que están en mi vida. Esta vez le toca el turno a alguien que entró en mi vida hace muchooooo tiempo. Y desde que entro no ha encontrado la puerta de atrás para salir.
Mi amigo, mi gran amigo es músico. Entre otro millón de cosas. El sonido es su mundo y trabaja en una serie de televisión muy conocida.
Tengo dos anécdotas muy muy graciosas con él.
La primera fue como nos conocimos.
Yo estaba en una de mis actuaciones. Ese día mi amiga y yo haciamos la presentación de una empresa de azafatas. Yo era un producto, indefinido, y mi amiga la azafata que me vendía. Yo estaba sentada en un sillón transparente. Vestida con unas mallas del mismo color que mi piel y papel transparente de envolver alimentos. Enterita.
Cuando vino mi amigo a ponerme el micro...no había forma. No había ningún lugar en mi anatomía que pudiera enganchar aquel artilugio. Tan solo en el escote. Pero había que profundizar. Yo estaba muy avergonzada, lo intenté yo sola, pero no podía. Mi amigo enrojeció. Ahora siempre me dice que lo primero que hizo en mi vida fue meter la mano en el escote. No había forma. Eso se escurría y no se agarraba.Más de 15 minutos, el público esperando y él atacao.
Cuando lo consiguió ya eramos amigos. Y lo seguimos siendo hasta ahora, muchos años después.
Tan solo hay que marcar un número para estar en un mal momento. Tenemos una complicidad que no cambiaría por nada. Nuestras parejas siempre han entendido esta amistad que con el paso de los años se convierte en una amistad relajada y serena.
Somos dos personas muy distintas, pero que hemos sabido adaptarnos cada uno a la vida intrepida del otro.
La segunda anécdota tiene que ver con el trabajo de Juan.
Un día el director de la serie donde trabajaba me pidió que fuera a grabar una voz en off, para un corto. En el estudio habíamos cuatro personas. Mi amigo Juan, el director, un chico y su catarro y yo. Cuando me pusieron la primera escena que tenía que grabar salió un chico guapísimo en un descapotable. Moreno, con ojos claros, pelo engominado, piel muy morena. Guapísimo. Y claro ahí voy yo y digo, ´" madre mía que guapo, en este corto no me hubiese importado participar ( yo me había negado siempre, con mil intentos por parte del director). Y se escucha una vocecilla que dice "gracias achissssss". En ese mismo momento me dí cuenta que el chico que estaba a mi lado, con gafitas, el flequillo pegado a la frente con avaricia, blanco como la pared y unas ojeras verde jabón era el mismo. Juan no podía dejar de reir, por lo cual la voz en off tuvo que grabarse como mil quinientas veces. Y cuando ya casi estaba era el chico el que se reía.Y cuando no eramos todos a la vez.
Claro que después de esto...no hay forma de que me crea que los chicos que salen en la tele son como son. A mi ya no me engañan...

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